El éxito de una persona no radica exclusivamente en sus conocimientos sino que gran parte de él depende de su capacidad para establecer relaciones, porque el mundo no te paga por lo que sabes sino por lo que haces con lo que sabes o por lo que logras que otros hagas con lo que ellos saben. Contemporáneamente se ha denominado networking a ese trabajo de establecer conexiones. Y es que el tejido social que se puede trenzar en una comunidad, sea laboral, barrial, familiar, social determina cuantas entradas o salidas tiene una persona a los retos que le plantea la vida. Hay quienes por el círculo social en el cual se desenvuelven tiene más posibilidades de establecer conexiones importantes, pero la buena noticia es que las relaciones se pueden construir, es cuestión de hacer un trabajo disciplinado, preguntar, seguir pistas de referidos para hablarles, tener atenciones especiales, actos de agradecimiento, andar informado sobre quién es quién en el gremio, diseñar propuestas llamativas, frecuentar espacios donde se desarrollan ejercicios sociales de quienes te interesan, ser proactivo, buscar listas de datos de contacto, participar en eventos, preparar estrategias que parezcan casualidades pero hayan sido premeditadas por tí para establecer el contacto inicial.
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